12 julio 2015
Cuando el sol es una droga
Fabiola
Barranco
Potencia
el riesgo de enfermedades cutáneas como el melanoma y genera efectos
psicológicos como ansiedad o frustración personal
Sentir que tu color de piel es más claro que el del resto, esforzarte por no rebajar su tonalidad e incluso estar convencido de tener un tono pálido de piel, son algunos de los síntomas más frecuentes de la tanorexia, la obsesión constante por tener una piel bronceada.
Aunque el último manual de criterios diagnósticos de los psicólogos todavía no considera esta adicción como un trastorno -lo que sin duda dificulta la obtención de cifras sobre la incidencia real de la tanorexia-, lo cierto es que afecta al bienestar emocional, a las relaciones sociales y, sobre todo, a la salud de quienes desean aumentar el tono su tez a toda costa. Y como toda adicción, necesita ser tratada.
Una de las explicaciones a este desorden podría estar en la biología, ya que ésta sostiene que las personas afectadas por esta obsesión, mientras toman el sol, producen una liberación de endorfinas, unas sustancias químicas cerebrales que les incitan constantemente a obtener un color más oscuro de piel. De esta forma, el sol se convierte para ellos en una droga.
Además, la tanorexia también está asociada a un importante factor social y se engloba dentro de otros trastornos de la imagen corporal. De hecho, es común que el resultado de esta adicción por el bronceado con el fin de conseguir un look más agradable y atractivo consiga un efecto contrario, pues la apariencia de estas personas se convierte en poco favorecedora y natural. Pero más allá de la mera estética, sus consecuencias son alarmantes y peligrosas, ya que la exposición tan agresiva a los rayos solares, o el uso de cabinas ultravioleta -vetadas en países como Australia y Brasil-, pueden desencadenar enfermedades tópicas, algunas de relevante gravedad, como el cáncer de piel.
Consecuencias psicológicas
Como cualquier otro trastorno psíquico, la tanorexia trae consigo algunos efectos psicológicos, como la ansiedad, la frustración personal, la distorsión de la realidad y las alteraciones en las relaciones sociales. Según los expertos, se puede sustraer de aquí una semejanza de comportamiento con otros problemas también relacionados con la estética corporal, como pueden ser la bulimia y la anorexia.
Julia Díaz es psicóloga clínica y cuenta con 20 años de experiencia a sus espaldas. Durante su vida profesional, ha tratado con personas tanoréxicas, pero resalta que ninguno de estos pacientes acudió a su consulta «por ser adicto al sol, sino por trastornos de alimentación». Esto no sólo evidencia que la adicción a los rayos solares comparte los elementos clásicos de quienes sufren algún trastorno dismórfico corporal, que consiste en una preocupación exagerada por el aspecto físico; sino además, que la desinformación respecto a esta cuestión es amplia.
Seguramente, no resulte muy
complicado encontrar a alguna persona que reúna rasgos de
Según los expertos, el perfil de quienes padecen esta adicción suele ir acompañado con una delgadez importante, porque son personas excesivamente preocupadas por su aspecto físico. También está relacionado con una autoestima baja por el sentimiento de culpabilidad que genera no estar suficientemente bronceado, y aunque está bastante vinculado a las mujeres, cada vez hay más casos de hombres.
Riesgo de cáncer de piel
Además de las huellas
psicológicas, esta adicción también pone en riesgo la salud física, ya que
tiene fuertes consecuencias en nuestro cuerpo. El doctor Alfonso Berrocal,
portavoz de
Pese a la gravedad de las
consecuencias de esta dolencia, las campañas de sensibilización demuestran ser
insuficientes, al menos hasta
En definitiva, la tanorexia es un problema de efectos nocivos tanto mentales
como físicos. Para abordarlo,